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  • Foto del escritorOca Reputación

Las vías del desarrollo para el sureste


El presidente Andrés Manuel López Obrador ha trazado una ruta para equilibrar el desarrollo nacional enfocando acciones hacia el sureste mexicano que históricamente se ha rezagado frente a otras regiones del país.


El norte ha sido la referencia industrial nacional, el Bajío, el imán de manufactura automotriz y especializada, el occidente aspira a ser el Silicon Valley mexicano y el centro se ha consolidado como el corazón económico y social de México.


En su momento, el expresidente Vicente Fox llamó a ‘Guanajuatizar’ México y ahora, López Obrador pretende ‘tabasquizarlo’. La idea hace sentido cuando el mandatario habla sobre problemas históricos como la sequía en el norte o el desmedido crecimiento de la mancha urbana en el centro, mientras que el sureste ofrece oportunidades novedosas. Esta idea está sustentada en tres obras insignia: 1) la refinería de Dos Bocas, 2) el Corredor Interoceánico del Istmo y, 3) el Tren Maya.


La refinería de Dos Bocas debe ser inaugurada el 2 de julio. Como coincidirá con el cuarto aniversario de su triunfo electoral en 2018, López Obrador no perderá la oportunidad de capitalizar el discurso de que su gobierno significa transformación y bienestar. Lejos del AMLOFest que significará esa fecha, no se debe perder de vista que el proyecto costará casi 2 mil millones de pesos más de los que se prometió originalmente, pese a la llamada ‘austeridad republicana’. No se puede apostar al fracaso de una obra de ese calado pero, ¿López Obrador habrá calculado que el mundo está mirando hacia la descarbonización y que ahora mismo podemos decir que los combustibles fósiles van de salida? Todo indica que el presidente no ha superado la nostalgia de fenómenos y políticas del México del siglo XX como el ‘boom petrolero’ y el ‘desarrollo estabilizador’.


El proyecto que más simpatía ha despertado y que promete ser el verdadero legado de López Obrador es el Corredor Interoceánico del Istmo; la prospección de un polo de desarrollo en el sureste no es descabellado. La privilegiada ubicación geográfica del proyecto que unirá al Atlántico con el Pacífico despierta el interés de inversionistas nacionales e internacionales, que apuestan por contar con la plataforma logística más importante del continente en México. El proyecto no solo incluye vías ferroviarias y conexión interportuaria sino con un corredor de parques industriales al que empresas podrían apostar por la relocalización de sus operaciones, aprovechando la cercanía de México con la costa este de Estados Unidos y Canadá.


El Tren Maya, es quizá la obra federal en curso que arrastra más negativos. No hay evidencia que el proyecto aterrice como lo visualiza AMLO y podría terminar siendo un ‘elefante blanco’ como el Aeropuerto Felipe Ángeles. La idea tiene buenas intenciones: un transporte que facilite al turismo, principal activo de la región, para conocer la riquísima región maya y sus paradisíacos destinos, pero muchos observadores cuestionan el costo y critican el proyecto por la posibilidad de devastar la segunda selva más importante del continente.


AMLO quiere pasar a la historia como el mejor presidente de México y un componente de su legado es llevar progreso al sureste con proyectos bien estructurados y con alcance de largo plazo. Su éxito dependerá, en parte, en su capacidad para escuchar las voces críticas, conciliar posiciones y tal vez, lo más difícil, dejar atrás la polarización que él mismo ha creado.


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